Camellia Sinensis

El origen del té

“El té aviva nuestra imaginación. Reprime los vapores que invaden la cabeza y mantiene sereno el palacio del alma”

- Edmund Waller -

Camellia sinensis

Aroma. Delicadeza. Autenticidad. Origen. El té nace de la infusión de la hoja y los brotes de la Camellia Sinensis, planta originaria de China y del sudeste asiático. El nombre de “Camellia” se remonta al siglo XVII, cuando el misionero Jesuita y botánico, Georg Josephus Kamel, conocido por su apodo latino como Camellus, hizo llegar esta planta desde Filipinas hastaa Europa. Carlos Linneo, científico y botánico sueco, considerado uno de los padres de la ecología, lo bautizó con el nombre de “Camellia” en su honor. El apellido “sinensis” proviene del latín y significa originario de China.

Variedades para refrescar el cuerpo y calentar el alma

La Camellia sinensis o planta del té, como se la conoce comúnmente, es un arbusto perenne. Puede llegar a medir hasta 30 metros, aunque se procura una altura en torno a 1,5 ó 2 metros para facilitar la recolección de sus hojas y brotes. Las hojas, generalmente de 1 a 5 cm de longitud, pueden llegar a medir hasta 20 cm. Tienen forma lanceolada, estrechándose desde una base redondeada hasta la punta. Las flores blanco-amarillentas, son poco aromáticas y alcanzan entre 2 y 4 cm de diámetro , con siete u ocho pétalos.

Existen tres variedades autóctonas de distintas regiones:  China: Camellia sinensis sinensis; India: Camellia sinensis assamica y Camboya: Camellia sinensis cambodiensis. Las más extendidas y de mayor consumo son las procedentes de China e India.

Es una planta de clima tropical, con cierta capacidad de adaptación. Puede soportar bien el frío del invierno chino o el cálido verano de la india, donde descansa a la sombra de árboles más esbeltos para escapar del sol directo.

Cada región productora y cada plantación presentan características únicas, que dan forma al “terroir”, un término francés que equivale al término español terruño. Su uso, referido al té, denota características especiales que la geografía, la geología y el clima de un determinado lugar otorgan a determinadas variedades. El terroir concede al té una personalidad única.

Los mejores tés se obtienen en regiones con temperaturas entre los  10 y los 35°C, lluvias anuales entre 2.000 a 2.300 mm y una altura entre los 1200 a 1800 metros sobre el nivel del mar.

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