Té Blanco
¿Qué lo hace tan especial?
Los tés blancos son los menos procesados de todos los tipos de té. Se cosechan las hojas, se dejan secar y ¡listo!
En infusión, significa que al estar menos elaborado, las hojas mantienen el aroma y el sabor puro de los brotes tiernos del té. Los tés blancos son los más elegantes, los más selectos y los más sutiles. En numerosas ocasiones los encontraremos aromatizados con jazmín o rosas, debido a que no todos encontramos el momento de pausa que el té blanco nos pide para deleitarnos con su fascinante abanico de sabores.
Efectivamente, no se trata tanto de si el paladar que lo cata es experto, sino de si el paladar tiene tiempo de disfrutarlo.
En general, los tés blancos son suaves y livianos, de poco cuerpo y color pero intensamente complejos. Se elaboran con los brotes y las primeras hojas jóvenes de la planta y se cosechan en primavera que es cuando la planta envía todos los nutrientes junto con una mayor cantidad de glucosas a los brotes nuevos, para que se conviertan en hojas, lo que le otorga un sabor mucho más delicado y dulce al té.
La planta del té provee a los brotes de una capa fina de pelusa o vellos llamados “pekoe” que protegen a los brotes del sol y de los insectos. Esta pelusa es la que le da el aspecto blanco-plateado a las hebras del té blanco.
El té blanco Yin Zhen Silver Needle o el té de Agujas Plateadas, es sin duda, la octava maravilla en el mundo del té.
¿Sabias que…
al té blanco se le considera como el antioxidante más potente de la naturaleza? Incluso 100 veces más eficaz que el té verde al contener tres veces más polifenoles, los cuales entre otros aspectos ayudan a aumentar las defensas y neutralizan la actividad de los radicales libres.
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